EL SACRIFICIO DE LOS NECIOS.

Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.

Eclesiastés 5: 1

En ocasiones cuando vamos a la casa de Dios, pero no oímos a Dios sino que nos esmeramos más por un puestos en el púlpito, donde a veces no se analiza si se está bien para ofrecer a Dios ese sacrificio u ofrenda, porque se valora más el como se siente estar en ese lugar y el que dirán, que la opinión de Dios. Por eso, ir a la casa de Dios se trata de ofrecer a Dios de manera que Él lo acepte, oírlo atentamente para poner en práctica esa palabra transformadora que emite el alfarero en su casa, donde solo quien se disponga será moldeado y aunque en ocasiones quienes hacen este tipo de sacrificio no son lo suficientemente consciente del mal que hacen, porque se está tan centrado en si mismo y en lo que quiere hacer para mostrarse que olvidan capacitarse en la presencia de Dios para obtener sabiduría sobre como ofrecerle a Dios y andar en santidad.

Es necesario que cuando ofrezcamos a Dios ayuno, oración, vigilia o cualquier otro sacrificio, lo hagamos de la mejor manera, con reverencia, temor a Dios y de corazón limpio, para que esta sea acepta delante de Dios y podamos agradarle en todo; porque no tendría sentido simplemente ofrecer algo para que nos vean o par a presumir, pues la razón por la cual debemos ofrecer a Dios es por amor, porque queremos que se agrade y que nuestro sacrificio llegue ante Dios como olor fragante.

Tengamos cuidado de no ofrecer a Dios el sacrificio de los necios, sino que cada día comportémonos como dignos de la vocación a la que fuimos llamados, porque somo real sacerdocio y al igual que en el pueblo de Israel, debemos ser santos para Dios y para ofrecer delante de Él.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *