Una enseñanza de Jonás

Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.

Jonás 1: 3

Las instrucciones que Dios le dio a Jonás fueron precisas, pero por no querer hacer la voluntad de Dios huye olvidando una característica importante de Dios, y es que Él es omnipresente. Sin embargo, quiero centrarme en algo que captó mi atención y es que él paga el precio para hacer su propia voluntad; en ocasiones pagamos un precio alto por hacer nuestra voluntad y sin ninguna garantía, sabiendo que haciendo la voluntad de Dios tenemos una protección divina y todas las garantías de que Dios estará ahí con nosotros.

Pero, en ocasiones no hacemos la voluntad de Dios y estamos como si nada, sabiendo que eso lo lastima porque ya somos conscientes de lo que le duele, pero tampoco podemos clamar a Dios porque ya todo se vuelve incómodo, ahí somos avergonzados porque solo el que obedece y le cree a Dios no es avergonzado. También es importante saber que cuando no obedecemos a Dios hay que pagar otro precio adicional, que es el precio de las consecuencias lo cual no sufriríamos si no le fallamos a Dios; además, esas decisiones no solo afectan a una personas, sino que involucran a muchas personas que se relacionan con nosotros; en el caso de Jonás, los que iban en la barca perdieron sus enseres, tuvieron que trabajar de más, perdieron tiempo, incumplieron compromisos, sin tener en cuenta todo lo que sintieron en medio del caos. Y si bien Dios es bueno y usa esas cosas para bien, porque los hombres temieron a Dios y ofrecieron sacrificios, eso no quita el hecho del mal que también causó la desobediencia.

Sin embargo, cada vez que esto pase se debe ir a la presencia de Dios con un corazón sincero, reconociendo lo que se ha hecho mal para que Dios tenga misericordia, porque un corazón contrito y humillado no lo desprecia. Aquí se debe reflexionar en que ha entregado Dios, qué instrucciones ha dado, que misiones ha encomendado y se ha huido de ellas en vez de ir en la dirección que Dios ha dicho, porque se estaría menospreciando lo que Dios dice o da.

Dios siempre que nos perdona, nos da lo que habíamos votado y lo que menospreciamos. Es tan bueno que nos restaura completamente y nos levanta.

Pero en nuestro egoísmo olvidamos lo que Dios hace por cada uno, cómo nos perdona y juzgamos cuando lo hace con otros, sabiendo que, así como tuvo misericordia de nosotros es bueno que la tenga con otros. Por eso hay procesos de Dios que sacan lo peor de nuestro corazón y Dios los permite para confrontarnos… Nos duelen las cosas nuestras, pero en ocasiones olvidamos la misericordia con los que fallan, con los que viven en pecado y están siendo destruidos por el mal.

Si Dios tuvo misericordia de ti, tenla también para con los demás.

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